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14 junio 2010

“El Hombre Desechable”

“El Hombre Desechable”

Por: Fernando Quiles Franco


Cuando hago referencia al hombre, lo hago partiendo de la premisa de que me refiero al género humano, o sea tanto al hombre como a la mujer. Aclarado el punto, pasemos al meollo del asunto.

Aquellos de nosotros que hemos sido encasillados en la categoría amplia de los “babyboomers” tenemos ahora un medio en el que podemos compartir nuestras inquietudes, metas, objetivos, pensamientos, creaciones, ideas éxitos y fracasos.

Somos una generación que nacimos y crecimos sin la televisión, sin la computadora personal, sin el Internet, sin el celular, el fax y muchos otros tantos adelantos tecnológicos que para otras generaciones posteriores a la nuestra ( X, Y, Z) son una cosa rutinaria en su diario vivir.

Muchos nos casamos muy jóvenes, formamos una familia rápido, a diferencia del hoy día y aprendimos juntos, padre e hijos a compartir y a disfrutar de los adelantos que fueron inventados para hacer nuestra existencia más placentera.

Para nosotros los que pasamos ya de los cuarenta con su esperado cambio de vida y estamos listos para recibir las cinco décadas, vemos como nuestros hijos han crecido, se han casado y se han marchado del hogar y de repente nos encontramos en un momento crucial de definición en nuestras vidas de cara al futuro.

Sabemos que si cuidamos de nuestra salud y nos alejamos de los accidentes, de acuerdo a las expectativas de vida actuales podemos llegar casi a los ochenta años. Que nos deparan esas tres décadas que nos separan desde el hoy (presente) hasta el fin de nuestros días (futuro).

Amigos y amigas míos, tenemos la experiencia, tenemos la salud, la fortaleza, el conocimiento, hemos enfrentado muchas situaciones, problemas y adversidades. Nos sabemos adaptar a los cambios que hemos vivido en más de medio siglo de existencia.

Recuerdan, el descubrimiento de la energía atómica (1945), la televisión (1954), el hombre en el espacio (1956), el acta de los derechos civiles (1964) el hombre en la luna (1969), la computadora moderna (1980) y a lo largo de esa década, la Internet, los celulares, los DVD, los CD players, los video juegos, los inalámbricos y muchas cosas más como los MP3 Players, los BlackBerrys en la década del noventa y en estos primeros siete años del siglo XXI.



Incluso hemos sido testigos de cómo situaciones impensables como; la caída del Muro de Berlín y la reunificación de las dos Alemanias, el colapso de las Repúblicas Socialistas de la antigua Unión Soviética, el fin de la segregación racial del Apartheid en Sudáfrica y el restablecimiento de relaciones diplomáticas y comerciales de los Estados Unidos con antiguos archienemigos como Vietnam y China.

Pero un fenómeno se está dando en el Puerto Rico de nuestros días, que nosotros no podemos permitir que se siga extendiendo. No podemos dejar que nos desechen, como el título de esta reflexión. A cuántos de nosotros nos ha pasado, en por lo menos en una ocasión en nuestras vidas en que hemos sido desplazados de nuestros puestos de trabajo, por esos trabajos nosotros estudiamos, nos preparamos, competimos y nos desempeñamos con esmero, lealtad y dedicación para que ahora los adelantos tecnológicos ó las generaciones posteriores a la nuestra en edad de trabajar nos descarten por estar sobre calificados. El exceso de experiencia, preparación y conocimiento no es aceptable para los nuevos dirigentes de las empresas que ayudamos a construir y a prosperar. Para muchos de los responsables de reclutar empleados es un pecado mortal, pasar de los cuarenta, tener una maestría ó doctorado y sobre 20 años de experiencia laboral, acaso nos tienen miedo.

Quiero terminar haciendo una invitación, a ustedes los lectores, a buscar y leer la reflexión; “El Hombre Reciclado” del escritor uruguayo Eduardo Galeano.

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